viernes, 24 de julio de 2009

Letras de agua

I
Escribir es como caminar sobre la arena. Avanzas, y si volteas, ahí está tu huella, tu pisada recién puesta. Una parte de ti que imprimes y que observas, que abandonas y superas. Ahora me pregunto si ya me habrás descubierto. Si tus oscuros y vivaces ojos pueden adivinarme dentro del mar de esta caligrafía. Sí tu larga cabellera y tu nariz recta y tus cejas esbeltas...¡Aquí estoy Abre bien los ojos y mírame mirándote! Hoy he salido del mar para caminar sobre la arena-hoja, cuartilla que espera. Ayer no pude, hubo tormenta y cuando esto ocurre ya sabes, todo se voltea y las letras, por alguna descomposición osmótica se revientan. ¿Te ha tocado ver las burbujas que por la boca los peces liberan? Hay quienes dicen que es bióxido de carbono; que oxígeno –opinan otros. Pero no es cierto, son letras. Pero estábamos en que aquí estoy. Soy este caminito de tinta que voy dejando cuando escribo.
Y este soy yo que acaba de p a s a r c o r r i e n d o,
tropezando con estos moluscos casi letras.
Este
soy yo
bajando por
una escalera

Y tú una presencia-ausencia, una cazadora que sigue mis huellas, pero por favor detente, espera. La hoja está a punto de cerrar los ojos. Ha comenzado a acurrucarse para dormir la siesta. Poco a poco los párpados de la noche la ciegan. ¿Escuchas el silencio que se derrama de todas las cosas? Ahora dormita, se acomoda y creo que esta hoja por fin ha caído como la tabla que era. Oye, ¿me escuchas?
Te propongo una tregua. Ahora sólo dejemos que nuestros sueños se desaten o duerman.

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